Charlie Price (Edgerton) es hijo de un fabricante de zapatos que sueña con buscar su futuro en Londres con su novia Lauren (Potts). Cuando parece que lo ha conseguido, se enterá de que su padre ha muerto y que debe hacerse cargo de la fábrica. Charlie se decide a despedir a los empleados y cerrar la fábrica ya que cree que no puede hacer nada, pero Nicola (Rooper) una de sus empleadas le planta cara llamandole cobarde por tirar la toalla en vez de probar a resucitar la fábrica, entonces Charlie se acuerda de Lola (Ejiofor) una drag queen con la que se topo días antes y se da cuenta que quizás haya un mercado potencial en vender botas para drag queens, con lo cual le propondrá a Lola que sea su socia en el negocio.
Crítica
Puntuación del crítico: 6
Estimable comedia con ribetes dramáticos surgida más o menos como una especie de homenaje a la primera fábrica y a las personas que se atrevieron a ir más allá en la creación de calzado, concretamente las botas para dragqueens. Lo mejor de la película es su primera hora donde se presenta la historia y los personajes, por desgracia durante su tercio final cae un poco en situaciones reiterativas ya vistas antes, pero aún asi se le perdona porque en conjunto el resultado es satisfactorio. Lo mejor sin dudarlo son los actores, todos ellos, destacando por encima Ejiofor en la dificilisima tarea de convertirse en el personaje de Lola, atención a 2 secuencias memorables, la escena con su casera después de despertarse y el reto del bar; también destacaria una maravillosa y dulce Jemima Rooper muy alejada de su también excelente papel como la patética confidente en La dalia negra. Excelente soundtrack que incluso se permite acabar la película con Ejiofor cantando una canción de las españolas Baccara.
Joan
Ficha de Película enviada por Logan D. el 24 de Noviembre de 2006
Simpático film británico donde la frase de renovarse o morir toma ejemplo y la cual hoy en día tiene más sentido aun. Los actores cumplen muy bien, sobre todo Chiwetel Ejiofor como Lola que se sale. Al final cae un poco en el convencionalismo, pero en su conjunto se hace agradable.