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Sinopsis | En París, un brillante cirujano enloquecido rapta chicas con objeto de utilizar su piel para reconstruir la belleza de su hija, destrozada por un trágico accidente del que el doctor se siente culpable.
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Crítica | Puntuación del crítico: 8 | Esta es una película que, incluso siendo muy buena tal como es, me hace pensar en qué la podría haber convertido Hitchcock. No en vano, el guion está escrito (en parte) por Pierre Boileau y Thomas Narcejac: Los autores de la novela en la que se basó Las diabólicas (y cuyos derechos el gordó trató de adquirir), y también de la novela d’Entre les Morts, en la que se basó la irrepetible Vértigo. Hilando un poco más fino, yo diría que a la película le pega Hitchcock, y le pega incluso Tim Burton.
Tarda bastante en arrancar, pero cuando lo hace ves que ha valido la pena la espera. El suspense no se centra en si capturan al malo o no, sino en conocer poco a poco al fascinante personaje de la chica destrozada, que vive en su casa más recluida que el fantasma de la ópera. Las escenas más impactantes también se hacen esperar (el comienzo es pura creación de atmósfera, por ejemplo con la primera entrada del doctor a la mansión, los diálogos entre éste y su hija, o el momento en que una de las víctimas llega a la casa en mitad de la noche), pero llegan. Todo administrado con cuentagotas, con un mimo que convierte por ejemplo la primera visión del rostro de la chica en un momento mítico.
El desenlace es lo que más me gustó de la película. La chica, que ya nos ha mostrado hasta qué punto vive en un infierno (no puede relacionarse con nadie...llama a su novio y no dice nada...abraza a los animales como si fuesen sus únicos amigos), decide
¡¡SPOILER!!
hacer algo al respecto. Sabe que a su padre, auténtico malo de la función, le interesa su recuperación casi más por el hipotético hallazgo médico que conseguiría que por amor hacia ella. Cuando ésta suelta a la última prisionera y después a los perros enjaulados, se está haciendo otra asimilación más entre ella y los animales: en el fondo no es más que otro conejillo de indias al servicio de su cruel padre. El detalle de que estos maten después al doctor ya me parece argumentalmente forzado, pero es en todo caso una escena muy poderosa. Lo que sí quitaría de la película son los últimos planos, que muestran al médico muerto (hace aún más patente lo forzado de la situación) y a la chica marchándose con un crescendo musical (una redundancia innecesaria después de haber visto lo anterior).
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Piripiflautico | |
Ficha de Película enviada por piripiflautico el 10 de Diciembre de 2006 |
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