Marta y Veronica (Bautista & Roy) son dos hermanas que regentan una pensión en una pequeña población rural. Marta es una reprimida sexual que ve pecado en cualquier mínimo gesto, mientras que Veronica le da la razón aunque mantiene una relación a sus espaldas con uno de los jóvenes del pueblo. El mundo de las hermanas se trastocará cuando Marta descubra a una de sus inquilinas haciendo topless en la terraza, con tan mala fortuna que al pelearse con ella la joven acabará muerta tras degollarse con una ventana. A partir de ese momento un click hará en el cerebro de Marta que empezará a matar a todas las huespedes a las que consideré que tengan una baja moralidad.
Crítica
Puntuación del crítico: 5
Largometraje de uno de los directores patrios más comunes de la decada de los setenta, Eugenio Martín, autor de algunas obras más conocidas como Pánico en el Transiberiano, o Una casa a las afueras. Una vela para el diablo es un film mediocre (parece rodado por un jovencito Vicente Aranda), donde la represión sexual del personaje de Aurora Bautista no es más que una excusa para mostrar muslo y pechuga a tutiplén cuando la acción empieza a resentirse y asi abrirles los ojos (y la bragueta) al espectador trasnochado que haya tenido la mala suerte de toparse con este rancio subproducto ibérico de la peor calidad inimaginable. Es un film que hay que ver sobretodo con humor (de ahi que finalmente la haya aprobado, ya que siendo justos, funciona muy bien como no pretendida comedia) y no perder ojo a los detalles chuscos que aparecen por doquier, como ese pueblo tercermundista poblado de vejetes con boina y abuelas con pañuelo negro en el que transcurre la acción y al que llega cada dos por tres un autobús repleto de turistas extranjeras sobradas de desvergüenza y faltas de vestimenta (¿es que no tienen pelas para irse a Benidorn? ¿O es que les ponen los yayos con boina?); o esa escena en la que una turista nada más bajarse del autobús se mete en una fuente de cabras y cual Anita Ekberg se empieza a hechar agua por los pechos ante la lasciva mirada de los yayos con boina (aunque aún es mejor la que viene después cuando la turista se la ve comfraternizando con los vejetes del pueblo a golpe de porrón, jajajaja); aunque la mejor escena de la película, en cuanto a casposidad y cachondeo se refiere es una en la que la Bautista se fustiga en unos trigales (o lo que sea eso) arañándose con las hojas de las plantas y dejando que se le introduzcan entre las piernas para asi menguar la líbido que se le ha subido después de observar a escondidas a unos adolescentes que se están bañando en porretas en un río, una escena que merecía entrar en los anales de las secuencias más cachondas y risibles de la historia del cine español. Lo que aún no entiendo es quién convenció a dos actrices tan respetadas como lo eran entonces Bautista y Roy para aparecer en este engendro sólo admirado por puristas del género de terror español, en fin. También aparece la Marisol británica, Judy Geeson, quién el año anterior protagonizó Miedo en la noche (que no hace mucho yo reseñé por aqui sino me equivoco). En fin para los que se quieran darse unas buenas carcajadas.
Joan
Ficha de Película enviada por Logan D. el 3 de Agosto de 2009