Desde hace cierto tiempo se pueden observar indicios de colaboración entre los dos colosos del cómic, Marvel y DC, que muchos han achacado a la crisis de ventas que vive el sector. Así que cuando oí por primera vez la idea de un crossover entre los dos grupos de héroes más poderosos de cada universo, me temí lo peor. Nada más lejos de la realidad. Kurt Busiek es un gran guionista, lo demostró durante la magnífica trayectoria que tuvo con Perez en los Vengadores, con sagas tan estupendas como la de Ultrón en Eslorenia o la de Brave New World. Su manejo de la psicología de los personajes es muy bueno, sin caer en la a veces excesiva profundidad de JM de Matteis pero dotándolos de una humanidad y una coherencia con su historia que sobresale en el argumento. No hay más que ver como explota las diferencias de planteamiento entre uno y otro universo en la persona de los dos boy-scout de cada casa, Superman y el Capitán América. Al mismo tiempo lidia con éxito la penosa obligación de que ningún universo quede mejor que el otro. Pero sin duda donde mejor se ve su manejo de la historia es en la alineación final que se enfrenta al malvado Krona, una extraña elección para un cruce galáctico más propio de Darkseid o Thanos: Capitán América, Ojo de Halcón, la Bruja Escarlata, la Bestia, Visión, Thor, Iron Man, Hombre Gigante y la Avispa constituyen probablemente la formación más clásica de los Vengadores, la más del gusto de público y guinistas, y Superman, Aquaman, Green Lantern, Flash, Wonder-Woman, Batman, el Detective Marciano, Atom y Plastic-Man la equivalente de la JLA. Pero lo notable no son tanto los personajes como sus alter ego: Hal Jordan, Barry Allen, un Hank Pym pre-Chaqueta Amarilla... los clásicos de siempre antes de sufrir lo indecible a lo largo de muchos guionistas.
¿Pero quién más hubiera podido dibujar esta maravilla sino el experto en multitudes George "Crisis en Tierras Infinitas" Pérez? Domina las batallas a gran escala como nadie, controla la visión espacial de la página en escenas maravillosas como la noche antes de la batalla en la base lunar de JLA, dibuja las imágenes más variadas de casi cuarenta superhéroes de dos universos y nunca da sensación de descontrol o exceso en su dibujo. Además, su experiencia con ambos grupos se nota en sus caraacterizaciones favoritas de cada personaje, que destilan un amor por el cómic comparable al de Busiek.
En resumen, una pequeña obra maestra, que sin entrar en los niveles de Born Again, Dios Ama/El hombre mata, The Dark Knight returns o La Saga de Fénix Oscura logra recordar los mejores tiempos del cómic, cuando Miller y Claremont eran la norma y no la excepción
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