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| Sinopsis | Como consecuencia de una excavación arqueológica, un ancestral guerrero inmortal con poderes mágicos es liberado. Su objetivo, tras cientos de años de aprisionamiento, será acabar con el último miembro del clan de los MacLeod.
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| Crítica | 
Puntuación
del crítico: 1 |
Tercera entrega de la conocida película de los ochenta que, asombrosamente, ya va camino de convertirse en un pentalogía.
Tres años después de que se rodase la continuación de la película original, el guionista Gregory Widen vuelve a las trincheras con otro zurullo a cargo del inefable Cristopher Lambert. No obstante, se aprecía que a Widen debió de escocerle el fracaso de la anterior, tal y como prueba el notable cambio experimentado por la historia. Si en la segunda parte el hilo argumental fue bestialmente modificado a base de ciencia-ficción, extraterrestres y estética cyberpunk cutre, en esta tercera entrega se recupera el ambiente y desarrollo original. De hecho, todo lo contado en la segunda película aquí parece haber desaparecido, dando la impresión de que "Los Inmortales 2" nunca fue rodada. Nuevamente MacLeod vive en una ciudad de estética ochentera, con sus edificios, su tráfico, sus bandas de negros y su ambiente cosmopolita. A diferencia de la anterior, el mal vuelve a estar centralizado en un único personaje (encarnado ahora por esa aberración llamada Mario Van Peebles), cuyo aspecto es un calco del usado en la producción original. Y, por supuesto, los recuerdos a golpe de flashbacks vuelven a estar al orden del día. Queda claro que Widen le vio las orejas al lobo y optó por fotocopiar la obra clásica.
Sin embargo, tal remedo no ha hecho sino enfangar aún más una historia rocambolesca, rizada y parcheada. Así, Lambert está peor con cada nueva entrega, el villano da risa y la película se deshace paulatinamente cual aspirina efervescente. Se trata pues de un metraje estúpido, de calidad ajena al original, en donde sus responsables ya no saben que hacer para sacar dinero.
En resumen: Para darse con el pico de una mesa. La saga empeora con cada nuevo movimiento. Por desgracia, mientras el subnormal de Cristopher Lambert continúe firmando contratos, la degradación no tocará a su fin. Menos mal que en la cuarta entrega se ha producido el paso de testigo.
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Ficha de Película enviada por RealWimper el 24 de Marzo de 2005 |
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