No está mal, se deja ver aunque toda la parte final es un martirio. Kevin Kline está correcto pero Sigourney Weaver se lo come en las escenas que comparten. Desaprovechados Ben Kingsley y Laura Linney. Divertido guión de Gary Ross.
Una gran película, que quizás por adoptar un tono demasiado acomodaticio no tiene la "mala baba" que podía haber tenido con el argumento con el que partía. De todas maneras es una de las mejores comedias de los últimos años (¡ahi que ver lo que se ha degradado la comedia norteamericana desde entonces hasta ahora!).