Estaría bien si no fuera tan descaradamente un refrito a la europea del último cine americano de robos, con protagonista pasado de rosca (esto es totalmente extensible a un grotesco Nick Nolte), algo de morbo sexual, personajes freaks supuestamente graciosos, y toda suerte de giros y explicaciones inverosímiles para cometer el robo, incluyendo un final tan ridículo que no vale la pena ni mentarlo.