Mientras Franco agoniza en el Palacio de El Pardo, en otoño de 1975, Fede, un niño de catorce años que se asoma a la adolescencia, intenta integrarse en la pandilla de chicos de su barrio: «Las Islas», un núcleo obrero y suburbial. Fede se lamenta de su suerte: querría que su amiga Sara le confiara el oscuro secreto que comparte con una chica deficiente llamada Ramona; que Javi, el gurú del grupo, le tratara como a uno más de la panda; que sus padres le hubieran llevado a estudiar en el colegio del barrio, en lugar de en los Jesuitas; poder reunir el valor suficiente para enfrentarse a Richard y a su banda; no tener que compartir su habitación con su viejo abuelo republicano; conseguir el cromo de la calavera; tener televisión en color... Mientras la realidad le niega sus deseos, los misterios que emana el barrio se multiplican en su imaginación, sin encontrar respuesta. (FILMAFFINITY)
Crítica
Puntuación del crítico: 7
’Vida y color’, ópera prima del guionista Santiago Tabernero es una competente película que no cuenta nada nuevo, pero que se ve con interés y contiene suficientes puntos de emoción en su historia. Fede es un chico de barrio en el otoño de 1975, cuando Franco agoniza y el país se ve inmerso en plena incertidumbre sobre su futuro político y social. El protagonista vive con sus padres, su hermana y su abuelo, un viejo republicano que ve como los tiempos cambian al mismo tiempo que se acaba su vida.
La película discurre en estampas cotidianas de un barrio obrero: pandillas de chavales gamberreando, gente que lucha por salir adelante, conflictos raciales y alguna que otra truculenta historia quizá algo metida con calzador para lograr un mayor dramatismo. ’Vida y color’ no es una gran película (le sobran tópicos para serlo, además de tener una excesiva benevolencia con ciertas realidades de la época, como las ejecuciones de etarras), pero Tabernero demuestra que tiene pulso de buen cineasta y que sabe dirigir actores.
Enrique Marqués
Ficha de Película enviada por Henry Lozone el 25 de Octubre de 2005
Se le va la mano con el dramatismo de la historia, aún asi se deja ver con interés durante todo su metraje. Lo mejor el reparto donde destacan los siempre excelentes (y normalmente desaprovechados) Joan Dalmau, Ana Wagener y Carme Machi. Destacar la enorme fotogenia de Nadia de Santiago (un nombre a retener para el futuro) y la excelente fotografia de José Luis Alcaine.