Cuarta parte de las aventuras de Antoine Doinel
Cartel de la película
Domicilio conyugal
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Título original | Domicile conjugal |
Nacionalidad | Francia |
Año | 1970 |
Género | Comedia |
Formato | Color |
Duración | 100 |
Director | François Truffaut |
Guión | François Truffaut |
Fotografía | Néstor Almendros |
Música | Antoine Duhamel |
Reparto | Claude Jade, Jean-Pierre Léaud, Daniel Ceccaldi, Claire Duhamel, Hiroko Berghauer, Barbara Laage, Sylvana Blasi, Daniel Boulanger, Danièle Girard, Jacques Jouanneau, Claude Véga, Jacques Robiolles, Jacques Rispal, Pierre Maguelon, Pierre Fabre, |
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Sinopsis | Antoine está recién casado con Christine. Mientras él trata de conseguir dinero vendiendo flores secas por las calles parisinas, su mujer imparte clases de violín. El tiempo pasa, y tienen un bebé, pero Antoine, que sigue siendo emocionalmente inestable e inmaduro, inicia una aventura extramatrimonial.
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Crítica | Puntuación del crítico: 7 | François Truffaut prosigue narrándonos las correrías de su alter-ego, el personaje Antoine Doinel, que durante más de 20 años encarnó el actor Jean-Pierre Leaud. Tratándose de la película más floja del ciclo, resulta muy agradable de ver. Truffaut continúa con el mismo tono cómico-cotidiano-costumbrista de Besos robados, pero su análisis crítico de la sociedad es menos esmerado e incisivo de lo que cabía esperar de un director de su talla. No obstante, se permite alguna genialidad como la sub-historia de "El estrangulador" (Magnífico y ácido ejemplo de una sociedad hermética, encerrada en valores supérfluos). Los personajes son divertidos, y el dibujo costumbrista de la sociedad parisina resulta simpático. La mezcla entre hilarante comedia y drama está muy lograda. Los diálogos son ágiles e inteligentes, tanto en los momentos más divertidos como en los amargos o melancólicos (aunque estos escasean). El retrato sarcástico (pero sin perder el cariño y la comprensión hacia sus personajes) sugerido por Truffaut del matrimonio y sus problemas, aunque no todas los obstáculos presentados sean universales, ya que su personaje, Doinel, es un individuo bastante especial, están retratados con honesta humildad y lucidez. El ritmo de la película es sencillamente perfecto. La película sabe mantener la atención del principio al final, a pesar de que defraudo en un aspecto importante, y es que el film es demasiado ligero en general, a pesar de sus puntual brillantez, de la creible y sensible historia de los dos personajes protagonistas, de lo bien dirigida que está, la descripción social de Truffaut resulta demasiado ligera y a ratos difusa. A esto se une la ridiculez espantosa de la escena en que Christine se disfraza de japonesa. Es vulgar, boba y para colmo efectista. Tampoco me gusta demasiado el final, porque sí, vale, es gracioso, pero se aparta de ese tono personal y subjetivo con el cual impregna el director todas las películas del ciclo Doinel. Por lo demás, los actores realmente estupendos (Una maravilla volver a ver a Leaud y Claude juntos), igual que la fotografía y la música. Pues eso, una buena película, que como comedia funciona perfectamente (En todo momento mantuve una sonrisa y fueron diversas las escenas que me provocaron carcajadas), el retrato sarcástico del matrimonio burgués no defrauda, ni tampoco la evolución del personaje principal. Pero sin embargo, como ya he dicho, resulta muy ligera, muy como "venga, hago otra peli sobre Doinel", parece que Truffaut se queda a medias en su pretendida incisión social y que la hilaridad de algunos instantes no se ve redimida por la emotividad que yo buscaba en el film. Una buena película, agradable de ver, sutil, sensible, bien escrita, pero sin estar a la altura de sus predecesoras Los cuatrocientos golpes (A mi parecer, el mejor film de Truffaut) y Besos robados, verdaderas obras maestras y ejemplos de la sensibilidad de un director único e inimitable.
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Waster | |
Ficha de Película enviada por Waster el 24 de Diciembre de 2005 |
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