En su pueblo, era la maestra... pero, en la ciudad, descubrió lo mucho que le quedaba por aprender
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Sinopsis | Una niña de trece años se ve obligada a sustituir durante un mes, por orden del alcalde, a un maestro de un pequeño y aislado pueblo de las montañas. El profesor le deja un trozo de tiza para cada día y la promesa de que le dará 10 yuan más si ningún estudiante ha abandonado la escuela a su regreso. Sin embargo el revoltoso Zhang Huike abandona la clase para ir a la ciudad en busca de trabajo y la abnegada Minzhi se conjurará para traerlo de vuelta
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Crítica | Puntuación del crítico: 9 | Preciosa película encaminada a mostrar la pobreza y las dificultades que se pasan en la China rural de nuestros días.
El retrato inicial de la escuela, con sus paredes agrietadas, su tiza para cada día y sus niños pequeños (actores no profesionales, al igual que la protagonista, que por cierto hace un trabajo fantástico) es de un encanto difícilmente igualable, además de poner en tela de juicio con sutileza las miserias que pasan esas personas. Nunca se hace un enfasis, que resultaría redundante, en las condiciones de vida que la China comunista les ha deparado. Pero siempre se sobreentiende (basta fijarse en el estado de la propia escuela, en la desatención que sufren los niños o en las penurias que hay que pasar para conseguir cosas de lo más elementales: las latas de Coca-Cola, el billete de autobus...)
La segunda mitad de la película, con la "cruel" ciudad en plan protagonista, es algo que hemos visto más veces, pero ello no hace decaer ni la veracidad ni la ternura del relato. Aunque sí se empieza a abusar un poco de los momentos emotivos, con música y demás (todo esto relativamente...a lo mejor en una peli americana no desentonaban en absoluto, pero la verdad es que esta película resulta tan tan bonita ya solo con el hiperrealismo que cualquier cosa que se salga de eso te puede acabar resultando estridente).
El verdadero problema lo adquiere en el último tramo, con un final feliz algo impostado que acaba traicionando ligeramente la honestidad inicial de la película. Tampoco es que antes hubiese sido una película "dura" (el tema lo es, pero el tratamiento para nada), pero cuesta un poco creerse el ataque repentino de bondad en todos los estamentos de la sociedad China. Imagino que tendrá que ver con la censura y de todas formas Yimou lo relativiza como buenamente puede (el comportamiento de la prensa se puede interpretar, si uno le echa mucho empeño, como algo interesado e incluso algo hipócrita), aunque no basta para empañar una película realmente hermosa.
En resumen, y a pesar de que el Yimou sea un tío cada vez un poco más "vendido" (o esa impresión da), su mejor película en los últimos...muchos años, y desde luego por encima de trivialidades esteticistas y para consumo rápido como Héroe o El camino a casa.
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