Bonito regreso de Bajo Ulloa al cine tras la semi-divertida Airbag, aquí nos encontramos con una historia bien contada y mágica donde podemos disfrutar (como dice judias) de un reparto desconocido pero en estado de gracia. No llega al nivel de sus dos primeras películas pero sin duda es un ejercicio de estilo impecable y de admirar.
Muy recomendable para aquellos que echaran de menos al realizador vasco en su faceta más intimista ( es decir, el de Alas de Mariposa o la Madre Muerta)