Basura perpetrada para el lucimiento de la insoportable estrella de tv Oprah Winfrey, lástima que ésta en vez de lucirse, se cubre de estiercol, al igual que su director Jonathan Denme (a años luz de El Silencio de los Corderos). Infumable y aburrida como pocas, la verdad es que no pude terminarla de ver porque me quedé dormido como un bebé transcurridas las dos horas de metraje, de todas formas, no creo haberme perdido nada. Un consejito: evítenla por todos los medios posibles, salvo que sufran de insomnio y busquen cómo curarlo, claro.