Aunque de narración algo confusa y con ritos satánicos de por medio que sorprenden cuando menos al espectador, estamos ante un trabajo curioso, interesante y digno de verse. Hay que destacar la partida de ajedrez que juegan los dos protagonistas y el inolvidable enfrentamiento cuerpo a cuerpo que tienen ambos, la excelente música y la genial ambientación de la casa, en un clima cada vez más asfixiante, perturbador y misterioso. Un clásico, en definitiva.