Es otra muestra de las inquietudes sociales y morales de Michael Haneke. Tiene muchos puntos en común con la, bastante superior, Funny Games (Bien podría ser Benny, con unos años más, uno de los dos protagonistas de aquella sórdida película). Me gustó bastante, y el mensaje es tan contundente como en Funny, pero esta última es más potente, tensa y entretenida. Además de original, claro.
PD: Yo también pasé dos minutos agónicos en esa escena que comentas.