Con un título engañoso que promete una adaptación de Lovecraft, me encontré con esta cutrada de los ochenta, con un aire muy camp tontorrón y con un monstruo que sale de tebeos estilo E.C. Solo se salva por la breve presencia de Jeffrey Combs y por el rollo de los cómics (muy mal dibujados por cierto). El monstruo es un muñeco cutrolo con dos muecas explotadas hasta el aburrimiento y la ves como testimonio entrañable del cine barato de videoclub de hace dos décadas.