" Puede parecer como un signo de esperanza, que los pájaros los sigan en la inmensidad del océano ".
Cartel de la película
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Sinopsis | Siglo XVIII. En un pequeño pueblo de Baviera cuya población vive de la fama del cristal de rubí elaborado con una antigua técnica secreta, muere el maestro cristalero sin revelar el secreto a su aprendiz. El nuevo encargado de la factoría acude entonces a un pastor con fama de visionario para que le desvele el secreto.
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Crítica | Puntuación del crítico: 10 | Una película romántica, mágica, misteriosa, hipnótica. Todos los elogios que diga de ella son pocos. De todo lo que he visto hasta hoy de Herzog (que es bastante), esta película resulta la más lírica, la más poética, la más onírica y bella. A modo de alegoría, Herzog nos habla del viejo mundo de los artesanos. Con la muerte del único hombre que sabía fabricar el cristal rubí, un pueblo amenaza con desaparecer y se interna en la locura. Otra vez aparece la decadencia en el cine de Herzog, un caer hacia el abismo que paradójicamente traerá grandes edificios y máquinas. La era industrial cada día está más cerca. De entre todos los personajes, siempre subyugantes, que he visto en las películas de Herzog que han caído en mis manos, el profeta Hias es tal vez el que más me fascina. Puede que sea una especie de alter ego del director: un hombre que vive en un bosque, al margen del pueblo, y busca continuamente imágenes en la naturaleza para posar su mirada. Un hombre que ha encontrado lo único y lo sagrado entre árboles y vacas. No muy lejos de él, un pequeño pueblo se halla en caos: el secreto del maestro cristalero se ha perdido. Todos buscan cómo poder conseguir aquel hipnótico vidrio rojo, símbolo ambiguo y con varias lecturas. Todo comienza a volverse oscuro y tenso en la aldea, mientras el profeta, marginado y escuchado por pocos, se pasea repitiendo misteriosas visiones y parábolas. Y cuando todo acaba, de nuevo la imagen del génesis, del principio: los hombres que contemplan un mundo inmenso desde una roca en los confines de la tierra y que deciden ir a comprobar, en un pequeño y frágil bote, si todo es cierto. Herzog lleva su planteamiento del cine como reproducción de sueños, de imágenes, de pulsiones espontáneas al extremo. La película no está narrada por ninguna lógica clara ni construida según las reglas convencionales del cine. Todo es misterioso e insólito, ensoñado y puro en esta obra maestra absoluta, esta película inolvidable, para bien o para mal. El grupo de rock progresivo Popol Vuh, habitual en la filmografía del director, lo absorbe a uno con esa música tan extraña como personal. Como curiosidad, muchos de los actores trabajaron bajo estado de hipnosis durante muchas escenas de la película, para llevar casi a la realidad el estado de delirio y locura que viven los habitantes del pueblo. Una experiencia incomparable, muy difícil de olvidar, sin parangón en la historia del cine.
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Waster | |
Ficha de Película enviada por Waster el 22 de Septiembre de 2006 |
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