Un lujo del cine español y, para servidor, la mejor película de la carrera cinematográfica de Pedro Olea. López Vázquez hace una interpretación colosal (el director reconoció en su paso por "Versión Española" que es el actor más profesional con el que se ha cruzado) y tanto la música como la oscura y perfecta ambientación (esos bosques tan fantásticos, místicos... como los que utilizó Borau en "Furtivos") consiguen que la película sea espeluznante y emotiva a partes iguales. El detalle final, como también matizó Olea en la entrevista ya mencionada, no pasó en la realidad ni aparecía en el libro... pero quedaba perfecto como metáfora que el protagonista cayese atrapado en un cepo como si fuese eso, un lobo.