Peliculón que siempre recordamos con gran cariño mis amigotes y yo cuando hablamos de cine bélico. Cuenta con una buena dirección de Boorman aunque el plato fuerte son las excelentes interpretaciones del gran Lee Marvin y Toshiro Mifune. Lo mejor, efectivamente, es el inolvidable puteo entre el práctico japo y el cabrón yanqui. El final también es un punto.