Formalmente, más pulida y comedida que el resto de pelis que he visto de este tipo, que a veces peca de preciosista en exceso. Es una conjunción magistral de todos los elementos de su cine: potencia visual, crudeza, violencia interior y exterior de personajes alienados que buscan trascenderse a sí mismos, simbolismos, metáforas, y algo que parece que le mola bastante a Ki-Duk desde Primavera: una concepción cíclica de la existencia. Me parece una película muy perturbadora, que logra transmitirte el mal rollo de su tortuosa historia de amor, que plásticamente sabe dejarte una honda impresión. No pillo el sentido del final. Si llego a entenderlo, variaré la nota (probablemente para bien).