Truño de los gordos, de los que duelen cuando salen. Un subproducto infantil de seudo terror fantasmal, con un estúpido y mediocre guión, cuyo metraje que se alarga hasta la saciedad y eso que el bodrio no llega a la hora y media de duración. Tremendamente aburrido con una espantosa realización, alcanzando su máximo grado de ineptitud en su tramo final. Totalmente prescindible.