Bobby Gold es un detective astuto y eficaz que está buscando a Randolph, un traficante de drogas muy escurridizo. Mientras se ocupa de este caso junto a su compañero, Tim Sullivan, tropieza de casualidad con la escena de un crimen: una anciana judía ha sido asesinada en su tienda. Como Bobby también es judío, sus jefes le asignan el caso. Pero el policía no es muy religioso y, además, no quiere abandonar el caso de Randolph, que él considera mucho más importante. Bobby se muestra escéptico cuando la familia de la anciana muerta, que pertenece a la comunidad hebrea, afirma que el asesinato no ha sido consecuencia de un simple robo sino del odio de un grupo antisemita. A medida que se va adentrando en el caso, Bobby descubre conexiones entre su anterior caso y éste, y que puede haber una conspiración en marcha; además, la anciana se dedicaba, años atrás, al tráfico de armas, lo que puede ser una prueba de la existencia de una organización judía secreta.
Crítica
Puntuación del crítico: 8
Formidable película de David Mamet que esconde uno de los finales más crueles de la historia del cine. El guión es espléndido, con una trama absorvente que se mueve entre el cine negro y el estudio de personajes, donde Mamet vuelve a demostrar su gusto por la palabra. Geniales diálogos y genial retrato del personaje principal, un policía en plena crisis de identidad que se ve inmiscuido en una conspiración. William H. Macy hace una interpretación magnífica en uno de sus primeros papeles realmente importantes. Bien por el resto de actores habituales en el director: Joe Mantegna, Rebecca Pidgeon, Ricky Jay, etc. La gran fotografía de Roger Deakins también sobresale. Sorprendente y atractiva. Puro Mamet.
-¿Quieres que te cuente el secreto del Diablo?
-... si lo hicieras me quedaría sin trabajo.
Davis
Ficha de Película enviada por DAVIS el 27 de Octubre de 2005
Thriller oscuro y turbio, que bajo la coartada de una investigación policial esconde una pesimista reflexión acerca de la búsqueda de la identidad individual. La trama es un tanto disoluta, brumosa, y ese es el punto débil de la película. Lo mejor: la magnífica, impactante y terrible última media hora, incluyendo ciertos toques de fatalismo teñidos de humor negro. La conclusión final, impresiona y duele. Destacar a un Joe Mantegna magnífico que desprende desamparo y veracidad en cada gesto, y una labor de fotografía sobresaliente. Por lo demás, diálogos para nada anodinos y un personaje principal trazado con auténtica maestría. Merece la pena verla, sobre todo por su muy interesante fondo y por la ya comentada última media hora.