Thriller oscuro y turbio, que bajo la coartada de una investigación policial esconde una pesimista reflexión acerca de la búsqueda de la identidad individual. La trama es un tanto disoluta, brumosa, y ese es el punto débil de la película. Lo mejor: la magnífica, impactante y terrible última media hora, incluyendo ciertos toques de fatalismo teñidos de humor negro. La conclusión final, impresiona y duele. Destacar a un Joe Mantegna magnífico que desprende desamparo y veracidad en cada gesto, y una labor de fotografía sobresaliente. Por lo demás, diálogos para nada anodinos y un personaje principal trazado con auténtica maestría. Merece la pena verla, sobre todo por su muy interesante fondo y por la ya comentada última media hora.