Ok, la película va dirigida a un publico infantil (o eso parece), con pocos escrupulos para con la calidad y que sólo quiere ver una versión más edulcorada del cuento. Ok, lo acepto, pero una cosa es eso y otra cosa es cagarla incluso en algo así.
Lo peor no es el tonillo infantiloide que contiene, sino Julia Roberts, que debería retirarse durante un tiempo, sino para siempre. Solo sabe hacer de ella misma, y ya ni eso. Ella sola se encarga de estropear la película.
Y es una pena, porque tenemos al gran Sean Bean, a Nathan Lane aunque muy desaprovechado y a una Lily Collins que se hace con el papel sin problemas. Dejando esos puntos buenos, el resto es terrible; ni como entretenimiento de evasión.